El programa desarrollado por Cruz Roja en cinco provincias trabajó en 2013 con casi 3.000 niños de la mano de 280 voluntarios
Las estancias en un centro hospitalario están casi siempre asociadas a complicaciones en la salud, por lo que es fácil deducir que suelen estar cargadas de deseos de abandono en el menor tiempo posible. Si esta situación se traslada a la población infantil, en un gran número de casos el proceso está cargado de ciertos problemas de adaptación.
Pensando originalmente en aquellos pacientes pediátricos de larga estancia, pero sobre todo en cualquier sector de población que precise de una asistencia de «apoyo» que evite situaciones de riesgo, nace el programa Atención a Infancia Hospitalizada de la mano de Cruz Roja Juventud, implantado en todo el territorial nacional.
Actualmente, en Castilla y León sólo cuenta con esta iniciativa los centros hospitalarios de las capitales de Ávila, Palencia, Salamanca, Valladolid y Zamora. «Nuestra presencia depende directamente de la petición de los propios centros, y una vez solicitada la intervención, es Cruz Roja Juventud quien se encarga de diseñar el plan de actuación y dotar al espacio de los recursos materiales y humanos que se precisen», explican desde la entidad.
Durante el pasado año, el programa atendió a un total de 2.986 jóvenes y niños, mayoritariamente de las provincias de Valladolid y Zamora.
El principal motor
Los voluntarios son el principal motor de este tipo de iniciativas. «Sin ellos, sería imposible desarrollarla», aseguran desde Cruz Roja Juventud regional. Concretamente, durante 2013 se contó con la participación desinteresada de 284 voluntarios, a los que se suma el apoyo técnico de siete profesionales pertenecientes a la entidad.
Desde Cruz Roja destacan el enorme interés y carácter solidario de la población más joven, «ya que para participar en este programa no se puede tener más de 30 años». «Nunca nos hemos visto en la tesitura de no contar con recursos humanos en ninguna de las provincias», aseguran los responsables de la entidad.
Todos los días de la semana, incluidos los fines de semana, varios voluntarios dan vida a un espacio que se convierte para los más pequeños y sus padres en un «refugio» lleno de buenos momentos, que sirve para que estos «pequeños» pacientes se alejen por unas horas de sus enfermedades.
Juegos, fiestas pero también talleres de animación a la lectura, videoteca, actividades con nuevas tecnologías o apoyo escolar son algunas de las acciones que se desarrollan a través de esta iniciativa.
Sus protagonistas
La estancia del pequeño Hugo, de tres años, no será muy larga, pero su padre reconoce que esta opción es muy buena para ellos, «que están fuera de su entorno y nerviosos, y esto les ayuda a que todo pase de forma más amena».
Clara tiene siete años y las vegetaciones le han llevado hasta el hospital. «No quisimos explicarle mucho para que no se asustara, pero en el colegio ya le comentaron algunas cosas», explica su madre. En su caso su entrada coincidió con uno de los talleres del programa «lo que hizo que perdiera el miedo. E incluso, añade «hemos tenido que esperar algún día a que abrieran la sala porque quería venir enseguida».
Ambos padres reconocen la importancia de este tipo de acciones tanto para los pequeños «que sienten que no están en el hospital», como para ellos «porque los vemos tranquilos y olvidándose del resto».
Los cinco años de experiencia en el programa de Víctor lo sitúan como uno de losvoluntarios veteranos en Valladolid. «Trabajar con los pequeños es muy agradecido, y aunque pueda existir algún recelo al principio, por norma general suelen ser ellos los que se acercan hasta nosotros a interesarse por lo que les ofrecemos», explica.
«Muy necesaria»
Él comparte tiempo con su compañera Sandra. «Empezamos juntos en Cruz Roja Juventud y aquí seguimos sin ninguna intención de dejarlo», comenta esta joven a quien le gustaría poder seguir colaborando en el proyecto superados los 30 años límites establecido por el programa: «Soy profesora de Infantil y estoy encantada de formar parte de esta iniciativa muy necesaria para los niños que deben pasar por una situación no muy agradable, como es la de estar hospitalizado». Ambos reconocen los beneficios y el valor de esta iniciativa, que además resulta importante también para ellos, que dedican su fin de semana a esta acción voluntaria «porque es lo que realmente nos apetece hacer».
El primer día de Charo
Es el primer día del voluntariado de Charo, y la joven se muestra encantada de haber decidido participar: «Es muy bonito poder ayudar a los niños», subraya. Está convencida de que gracias a este proyecto «conseguirán desechar los malos recuerdos de esta experiencia en el hospital y quedarse con los buenos ratos que hayan vivido aquí, en esta sala de ocio».
La proximidad familiar con varios voluntarios de Cruz Roja fue uno de los motivos que llevó a Sheila a formar parte del «equipo» de la ONG, y ahora no ve el momento de dejar de ayudar a estos pequeños hospitalizados. «Son tan agradecidos, y te los demuestran siempre», asegura esta joven, que ahora que sólo estudia ha decidido ampliar sus horas de participación en el programa. «El objetivo es que se olviden del motivo que los ha llevado hasta aquí, y por eso nosotros nunca les preguntamos salvo que ellos quieran contar algo»
El programa de Atención a la Infancia Hospitalizada de Cruz Roja es un proyecto financiado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a través del 0,7 por ciento del IRPF.
El objetivo último de esta iniciativa es mejorar la calidad de vida de los niños e incidir, desde una perspectiva socioeducativa, en los factores de riesgo asociados a cada situación, centrando la intervención tanto en el menor como en su entorno. De ahí que la intervención pueda hacerse extensiva en aquellos momentos en el que los menores sean trasladados a sus domicilios.
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