Angélica González / Burgos - sábado, 15 de marzo de 2014
En 1964 las personas con discapacidad intelectual eran invisibles. Hoy trabajan, hacen deporte, viajan, viven en pareja, reivindican sus derechos y descansan cuando se hacen viejas. Como todas
Probablemente no ha sido nada sencillo llegar hasta aquí y los obstáculos que han tenido que superar se los quedan para ellos. Pero lo cierto es que de todas las medallas que se puede colgar Aspanias, la más importante es la que siempre le han colocado por buscar sin descanso la dignidad de las personas con discapacidad intelectual, ésas a las que en 1964 apenas se veía por la calle y que hoy forman una parte importante de la sociedad.
Este colectivo, que ahora cumple 50 años, lleva sin parar de pelear todo ese tiempo. Por los derechos más básicos: educación, sanidad, protección social... Partieron de la nada y ahora disponen de dispositivos de atención a la persona con discapacidad en todas sus necesidades. Fueron de los primeros en poner de manifiesto la importancia del trabajo: En 1985 abrió su centro especial de empleo en Quintanadueñas con 12 trabajadores. Hoy son 265. Luego apostó por las viviendas, ampliando en 1995 su red para facilitar una vida semiautónoma y en 2002 dando la campanada con su proyecto en el que ayudó a varias parejas a vivir juntas e independientes.
Alrededor de ese año se comienza la construcción de un centro para personas mayores. Nadie había pensado en que este colectivo también envejece y que lo hace de otra forma. Aspanias sí cayó en la cuenta y ahora sus mayores tienen una forma digna de encarar la última fase de sus vidas.
En 2012 todo esto converge en el cambio de modelo de trabajo en el que se pone en el centro a las personas. Y en ello siguen. Por muchos años.
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