Las VII Jornadas de Terapia Ocupacional analizan entre otros temas la especial realidad penitenciaria femenina
La privación de libertad supone la mayor condena que nuestra democracia puede imponer a una persona. Encerrar a alguien durante años, quizás décadas, con la pretensión teórica de reinserción pero con el peligro cierto de truncar toda una vida. Pero en el caso de las mujeres, además, la condena se hace doble porque ellas, que suelen ocuparse de los hijos y de la familia entera, pierden algo más.
Desde esa perspectiva de la «realidad penitenciaria desde una mirada de género» Daniel Emeric participó ayer como ponente en el marco de las VII Jornadas de Terapia Ocupacional que organiza la asociación burgalesa de estudiantes ABETO.
Emeric recordaba ante un auditorio muy joven, compuesto en su gran mayoría por mujeres (que son las que copan buena parte del alumnado en Terapia Ocupacional) que el colectivo femenino que ingresa en las prisiones españolas ha sido víctima habitual de violencia de género, tienen un mayor sentimiento de culpa por haber ingresado en la cárcel, necesitan programas específicos de reinserción pues el sistema penitenciario está diseñado orientado más hacia el 80% de sus reclusos, que son hombres, y que necesitan trabajar «para que determinadas realidades no se vuelvan a reproducir cuando salgan de prisión y se incorporen a la sociedad en las mejores condiciones posibles». La construcción de la autoestima, el desarrollo de habilidades sociales o la educación en problemas de pareja o búsqueda de salidas laborales resulta fundamental.
Esta charla fue una de las numerosas previstas en el marco de las Jornadas de Terapia Ocupacional que desde la tarde del viernes y hasta el día de ayer se desarrollaron en la Facultad de Humanidades. Noemí Calleja, vicepresidenta de ABETO y Patricia Gómez, su secretaria, explicaron que la iniciativa trata de reforzar la formación de los futuros profesionales con la experiencia de quienes vienen a impartir las conferencias y mejorar así la posible orientación laboral para cuando acaben los estudios.
La Terapia Ocupacional, como la definen sus propias estudiantes, es una disciplina sociosanitaria que trata de mejorar la calidad de vida de las personas que tienen cualquier dificultad en su actividad diaria. En lugar de un remedio puntual, utilizan la ocupación para intentar paliar múltiples limitaciones física o mentales.
Entre los asuntos abordados en las jornadas de este fin de semana en el salón de actos de Humanidades han podido aprender sobre autismo, dinámicas grupales, personas en estado vegetativo y mínima conciencia o vendaje neuromuscular. «Lo que queremos es conocer todos los ámbitos y que después de acabar la carrera sepamos por dónde podemos tirar», explicaban desde la junta directiva de l colectivo ABETO
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